Los que también se expresaron, del ingenioso modo que les fue posible, fueron los empleados de la Legislatura nucleados en ATE: silbando el clásico de las marchas de derechos humanos "Olé, olé, olé, olá...." y con carteles y remeras que decían "Son 30.000", dieron vueltas en el hall que antecede al Salón Dorado, donde se realizaba el acto negacionista. No hicieron falta palabras para expresar acuerdos básicos.