Hay distintas formas de contar una historia y muchas más cuando se trata de la de un país. La de Argentina es una muestra: los relatos que dan cuenta de su genealogía son contradictorios, a veces enfrentados. El historiador pampeano José Carlos Depetris, por ejemplo, propone mirarla a partir del cruce de dos grandes genocidios perpetrados por el Estado. Por un lado, la llamada Conquista del Desierto, que amplió las fronteras del joven país a costa de eliminar a los pueblos que aquí habitaban hasta casi desaparecer sus culturas. Por otro, la que orquestó la última dictadura bajo el lema de la reorganización nacional. El cineasta Alejandro Urioste toma ese punto de partida para su documental Actas del Salitral, donde ambas tragedias se cruzan en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa. Ahí fueron enviados en calidad de trabajadores, aunque en los hechos se trataba de casi esclavos, un grupo de sobrevivientes de pueblos indígenas, ya eliminadas sus verdaderas identidades y bajo los nuevos nombres “cristianos”. Regresaban así a sus tierras, ahora apropiadas por quienes financiaron la campaña del general Julio Roca, para ser los peones y la servidumbre de la nueva aristocracia rural argentina.