Echando mano al viejo truco de rehacer Mucho ruido y pocas nueces con nuevos ropajes, Con todos menos contigo utiliza el evidente atractivo físico de sus protagonistas para intentar una reactualización de la comedia romántica (otra más). No es el único encanto del film de Will Gluck: la historia, que transcurre en gran medida en Sídney y alrededores, ofrece un imparable muestrario de lujos, lujitos y lujazos de clase alta, como solían hacerlo muchas de las comedias clásicas de los años dorados de Hollywood (viajes nocturnos en yates, una mansión de varios pisos, sofisticadas fiestas de casamiento). Pero el principal motor del guion, coescrito por el propio Gluck –el director de Amigos con beneficios, la versión siglo XXI de Annie y las dos entregas de Peter Rabbit– es la atracción-repulsión de Bea y Ben (Sydney Sweeney y Glen Powell), quienes luego de una relación de una única noche que termina en confusión y rechazo vuelven a encontrarse por esas casualidades de la vida. O gracias al destino, que para el caso viene a ser exactamente lo mismo.