El cine da para todo. Un gato raza fold escocés es uno de los “protagonistas” de Argylle: agente secreto, el nuevo trabajo del realizador británico Matthew Vaughn, que se ve que sabe bastante de mezclar elementos del cine de espías con la comedia y la acción –tal es la fórmula que aplicó en la trilogía Kingsman y ahora aquí–, pero no de cuidados animales. Dado que el felino pasa gran parte de las dos horas y monedas de metraje en la mochila con forma de cápsula de su dueña, diversas asociaciones animalistas –con una tal “Cats Protection” a la cabeza– aseguraron que "el movimiento en la espalda de una persona es impredecible y la mayoría de las mochilas carecen de ventilación y espacio adecuados para el gato” y que, al no poder esconderse, “puede sentirse expuesto y vulnerable”. “Es extremadamente preocupante verlo expuesto a un ambiente tan estresante”, escribieron desde la asociación en la red social X luego de la avant première, a la que el michi fue, obviamente, en la misma mochilita que se ve en los posters promocionales.