"Esta no es una guerra entre campesinos, nos encantaría que se nos unieran los colegas de otros países. ¡Qué vengan los agricultores españoles!", afirma Roland, cerealista de la región de París que ha acampado en la autopista A4 que conduce a la capital. Es uno de los puntos de bloqueo levantados en toro a París desde este lunes para tratar de que sus reivindicaciones cobren fuerza y que "las cosas cambien". "Presionar París es presionar al Gobierno", asegura Maxime Lievin, tesorero de la sección regional del sindicato agrícola FNSEA, el principal del país.