No es nada casual que por allí resuenen “The Times They Are A-Changin'” de Bob Dylan y “La valse à mille temps” de Jacques Brel. Julia, entonces, toma a “el Monte Everest de las chefs por tevé”, para hacer una radiografía sobre una época determinante del siglo XX. “Sos una mujer formidable que triunfa en un mundo mediocre de hombres”, le recuerda su marido, Paul Child (David Hyde Pierce). “Siempre dijimos que la primera temporada era sobre la evolución del matrimonio moderno. Julia y Paul eran una buena pareja del viejo estilo. Paul el diplomático y Julia la mujer que lo acompañaba por el mundo. Y de repente cambian los roles para ambos”, apunta Goldfarb. Los primeros episodios, paradójicamente, exhiben a Julia muy lejos del estudio televisivo en Boston. Mientras la protagonista y su esposo viajan por Francia, desde el otro lado del Atlántico empiezan a resonar el movimiento contra la guerra de Vietnam, el movimiento de derechos sociales y la segunda oleada feminista. Promediando la temporada, la cara visible de The French Chef”tendrá que hacerse cargo de su nuevo estatus y las expectativas sobre su persona. “Nada se mantiene igual. El éxito trastoca la vida de Julia. Esta segunda temporada será sobre los cambios. Y cuando eso pasa no hay manera de negarlo. Julia es como el catalizador de todo lo que se altera. Diría que hasta aquí vimos quién podía ser Julia y ahora es sobre aceptar eso”, aporta Cristopher Keyser, también responsable de esta Mad Men del mundo televisivo y editorial. "Todos mirábamos ese programa por la alegría que te daba esa mujer. Era contagiosa e inevitable. Amamos a Julia Child y todo lo que representa”, rememora el productor.