Hace poco más de dos años, durante la breve reapertura que tuvieron las salas a principios de 2021, pasó por la cartelera comercial La noche más larga, en la que el realizador Moroco Colman recreaba el raid abusivo de Marcelo Mario Sajen (un extraordinario Daniel Aráoz), que violó a más de noventa chicas jóvenes entre 1991 y 2004, siempre en las inmediaciones del Parque Sarmiento de la Ciudad de Córdoba. Esos hechos adquirían una significación muy distinta a la del momento en que habían ocurrido, en tanto resultaba imposible no (re)leerlos con el filtro verde de la ola que desde 2015 años tiñe las calles de los principales centros urbanos del país. En su tercer largometraje en la silla plegable (el primero fue Fin de semana, de 2016), Colman vuelve a preguntarse por la violencia, esta vez abordando lo que ocurre con el maltrato a las vacas en la cadena de producción de carne para consumo humano. Un tópico discutido en el círculo integrado por quienes, en un país con más del cuarenta por ciento de su población superviviendo bajo la línea de pobreza, tienen la oportunidad de elegir qué comer.