Volvieron los silbidos al Nuevo Gasómetro de San Lorenzo. Los murmullos tribuneros empezaron a bajar allá por la media hora del segundo tiempo. Y con el pitazo final del árbitro Ariel Penel, la inquietud se hizo abierta reprobación y disconformidad de miles. Se entiende: el equipo de Rubén Insúa ganó dos puntos de los nueve que jugó en esta Copa de la Liga, uno de sus últimos nueve partidos en condición de local y dos de los últimos diez que disputó entre la Copa del año pasado y esta. El empate 0 a 0 con Unión casi que no dejó nada. San Lorenzo jugó una etapa inicial pasable, con buen manejo de la pelota pero casi sin llegadas. Y una segunda etapa repleta de confusión, imprecisiones y pelotazos en la que ni siquiera pudo mejorar (más bien empeoró) con los cambios que fue metiendo Insúa. Además, terminó con un hombre menos por la expulsión del juvenil Elián Irala a tres minutos del cierre.