Según Bernard, no del volcán Reventador no fue una explosión violenta, sino una emisión de lava más abundante, que luego colapsó y generó flujos piroclásticos, es decir, nubes ardientes de gas, ceniza y fragmentos calientes de roca que descendieron por los flancos del volcán. Estos flujos alcanzaron una distancia de 3,2 kilómetros, un valor que generó preocupación por el mayor volumen de material expulsado.