Kleber Mendonça Filho durante las preguntas y respuestas con el público posteriores a la proyección, Retratos fantasmas es una película donde no hay fantasmas. O, sí, pero sólo uno y de aparición fugaz, aunque de enorme significancia. De todas formas, con o sin ellos, se trata de una fantasmagórica elegía cargada de intimidad sobre el cine, la familia y especialmente la ciudad de Recife, donde el responsable de Sonidos vecinos, Aquarius y Bacurau rodó gran parte de su filmografía, registrando los cambios en la dinámica y la geografía urbana a raíz del avance de los negocios inmobiliarios, especialmente en el barrio costero adonde su madre se mudó en 1979 luego de separarse de su marido. Fallecida a los 54 años, misma edad del director, ella instaló en el departamento que supo ser la locación principal de las primeras aproximaciones al lenguaje de las imágenes y los sonidos del primogénito y hasta de Sonidos vecinos, en la que sus vecinos oficiaron de extras y el perro de la casa de al lado adquirió un gramaje dramático imposible de premeditar.