Que el cine surcoreano ya no es una delicatessen exótica sino una presencia constante en los cines y plataformas de todo el mundo no es ninguna novedad. Al reciente estreno local de Sobrevivientes – Después del terremoto, aún en cartel, se le suma ahora la ópera prima de Jason Yu, cuyo debut mundial tuvo lugar el año pasado en el Festival de Cannes. A grandes rasgos, se trata de una típica producción de suspenso y horror, aunque los detalles de la maldición que corre por las venas del relato logran alejarla de los lugares más comunes del terror a la carta semanal. Sleep – El mal no duerme arranca sin embargo de la manera más derivativa posible: un despertar sobresaltado en medio de la noche, una frase perturbadora, ruidos que parecen provenir de algún rincón de la casa demuestran estar provocados por dos auténticos clásicos: una corriente de viento y el gato familiar. Pero ahí se acaban los sustos de cotillón.