Venezuela amaneció este domingo con la esperanza de que el referendo organizado por el Gobierno sobre la disputa que el país mantiene con Guyana, por un territorio de unos 160.000 kilómetros cuadrados, fuera el principio del fin de una pugna que vivió etapas más o menos tensas desde la época colonial. Pero, aunque el Ejecutivo lo apostó todo a la consulta y volcó todos los recursos a su alcance en una campaña sin precedentes y en la preparación del referendo, la realidad quedó muy por debajo de las expectativas, en las que las autoridades no contemplaron la posibilidad de una participación inferior a la prevista.