La Suprema Corte de Texas anuló, después de haber suspendido previamente, una decisión judicial que permitía abortar a una mujer con un embarazo que ponía en riesgo su vida, pocas horas después de que sus abogados anunciaran que había salido del estado para interrumpir su embarazo. Kate Cox, embarazada de 21 semanas, recibió la confirmación de que el feto tiene trisomía 18, una anomalía cromosómica asociada a graves malformaciones que significa que probablemente morirá antes de nacer o, como mucho, vivirá unos pocos días.