Miembros por todos lados. De todos los colores y tamaños. Eso es lo único que parece ver Sebastián, el conflictuado protagonista de Rotting in the Sun, que necesitaba relajarse y decidió que lo mejor era irse un fin de semana a Zicatela, una paradisíaca playa en el sur de la costa pacífica de México, destino muy popular entre la comunidad gay. Porque Sebastián es gay, pero también director de cine y artista plástico, y parece atravesar una crisis de la mediana edad un poco más intensa que la del varón promedio. Dueño de una mirada sombría de la realidad y siempre con una cita acerca del suicidio a flor de labios, Sebastián va a la playa a descansar, pero estar rodeado de tanto pito al aire produce en él el efecto contrario.