Es imposible que quienes hayan leído a Rodolfo Walsh no recuerden sus “Cuentos de irlandeses”, denominación informal con la que se conoce a un conjunto de relatos dispersos unidos por una temática y personajes en común. Todos ellos tienen lugar en un colegio para pupilos manejado por curas irlandeses y los protagonistas son los alumnos, con algunos adultos ocupando roles de reparto. Esa temática y ese punto de vista son también los que el cineasta Eduardo Crespo ha elegido para su cuarto largometraje, Las Delicias, que tiene lugar en una institución similar, pero cuya historia transcurre casi un siglo después de las narradas por el gran escritor argentino en “Irlandeses detrás de un gato”, “Los oficios terrestres” y “Un oscuro día de justicia”.