La Isla Espíritu Santo era un remanso de paz en un país, El Salvador, donde las pandillas o maras habían impuesto el terror y la violencia con asesinatos, extorsiones y tráfico de drogas. Pero llegó el régimen de excepción del presidente Nayib Bukele para luchar contra esas agrupaciones, y de pronto una serie de llamadas y acusaciones "falsas" empujó a una veintena de isleños a la cárcel por "colaboradores". A la isla, situada en una bahía en el Pacífico, se llega después de 15 minutos en lancha partiendo del muelle de Puerto del Triunfo, en el sureste del país. Rodeada por manglares, sus más de mil habitantes dependen sobre todo de una cooperativa que se dedica a la comercialización de coco y sus derivados, como el aceite.