La muerte de la soberana era un tabú en Reino Unido: pensar en ello era una "blasfemia" para algunos británicos. Sin embargo, los protocolos que seguirán a la muerte de la reina Isabel II ha sido preparado durante mucho tiempo para no dejar nada al azar. Uno de ellos, lleva el nombre de un puente, como los de todos los funerales reales. Este es ampliamente conocido como "Operación Puente de Londres".