El vino forma parte, junto al amor, de las delicias de la vida. El vino que se comparte en una mesa para dos muchas veces se convierte en tu preferido, no por el gusto del vino, si no por el de los labios que lo acompañan. ¿Quién no ha descubierto en su primera cita (aunque el vino fuera un lambrusco) la pasión que hay detrás del vino? El vino y el amor: un maridaje histórico lleno de placeres sensuales.