El vino es el más antiguo de los medicamentos: sedante, diurético, antiséptico, vasodilatador... Favorece el apetito y aumenta el calor corporal. Tiene componentes que ayudan al corazón, como el resveratrol y sus antioxidantes. Es sabido que tomar un par de copitas de vino tinto protege de enfermedades coronarias, de ahí que se le denomine la paradoja francesa. No en vano, en ciudades como Burdeos tenían la mitad de casos de ataques al corazón, ¡y eso con todas las grasas animales que toman en Francia!