Optar por vestir de blanco en Nochevieja no solo es una elección de estilo, sino un símbolo de pureza, nuevos comienzos y elegancia. Este color actúa como un escudo contra las malas energías, transmitiendo al universo nuestro deseo de iniciar el año purificados y libres de negatividad. Asimismo, la incorporación de tonos plateados o dorados añade un simbolismo de prosperidad y abundancia.