Osvaldo Zaracho, detenido ayer por el asesinato de su expareja Katia Brítez en Lambaré, tenía arresto domiciliario y orden de alejamiento desde febrero por violencia familiar. Al menos en una ocasión desde entonces, la familia de la víctima denunció que el presunto feminicida violó su reclusión domiciliaria apersonándose en la casa de la víctima y amenazándola, pero, a pesar de eso, el hombre seguía libre.