Se trata del famoso cubo mágico, como también se lo conoce, y que suele ser un akãrasy para armar, pero adaptado con puntos con relieve especialmente para no videntes. Mauro Sánchez gracias a sus conocimientos en diseño y a que cuenta con una impresora 3D, empezó a crear materiales para facilitar su vida cotidiana. El muchacho comentó que la idea surgió cuando él mismo se contactó con el emprendimiento Joja, que se dedica a vender prendas o juegos didácticos para personas con discapacidad. “Aida Ortiz, dueña de Joja, me conoció a través de las redes sociales ya que yo voy compartiendo cómo es mi vida después de mi accidente y de quedarme con una tetraplejia”, mencionó el diseñador.