El 3 de febrero de 1989, el Paraguay amaneció en libertad tras una larga noche en la que miles de compatriotas dignos conocieron el exilio, la prisión y la muerte en manos de los esbirros de la hasta entonces más antigua dictadura del continente, presidida por el general Alfredo Stroessner. Miles de personas se agolparon en el microcentro de Asunción para gritar a los cuatro vientos y con los brazos en alto, la palabra “¡libertad!”.