Lo que está viviendo Valencia y lo que está viviendo España esta semana es desolador. Y lo es, fundamentalmente, porque si se hubieran tomado las medidas adecuadas, se habrían evitado la gran mayoría de las muertes y daños que ha producido la gota fría del pasado martes. La falta de medidas de prevención, los terribles planes urbanísticos, la desatención al cuidado de los cauces de los ríos, la destrucción de presas e infraestructuras de contención, entre otros factores, han sido los elementos determinantes para la "tormenta perfecta". La responsabilidad política, sin duda, es otro de los elementos que, en mi opinión, han sido determinantes para la catástrofe. Las palabras del president de la Generalitat, restando importancia a la situación climatológica ese mismo día, dando un mensaje de calma a la población, deberán ser analizados y en su caso, derivar las responsabilidades oportunas. No, no todo se tapa con la excusa del cambio climático. Como tampoco servirá de cortina de humo para tapar la responsabilidad del Gobierno del Estado, que ha tardado tres días en dar respuesta efectiva, y digo esto cuando aún todavía no se ha visto aparecer lo prometido, a la ciudadanía abandonada a su suerte. Es inadmisible que el Gobierno de Sánchez haya tardado tanto en reaccionar, en enviar al Ejército a ayudar, en facilitar a los habitantes de los pueblos devastados ayuda como agua, víveres, medicamentos y atención de primera necesidad.