Un día después de tomar posesión del título cardenalicio de la Basílica San Giovanni a Porta Latina, Adalberto Martínez presidió una misa para la colectividad paraguaya en Roma en el marco de la celebración de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. El primer cardenal paraguayo se pronunció sobre la falta de oportunidades que empujan a los compatriotas a emigrar y cuestionó la corrupción imperante en el país.