A los 20 segundos de nacer en 1971, David Vetter tuvo que ser colocado en una burbuja de plástico para protegerlo de los gérmenes, ya que el mínimo contacto físico podría resultar mortal. Su caso proporcionó información sobre cómo funciona el trastorno de Síndrome de Inmunodeficiencia Combinada Severa y el tratamiento de transplante de médula.