Según se supo, en las altas esferas de la jerarquía eclesial se concretó un contacto entre el cardenal Adalberto Martínez y el obispo Joaquín Robledo y el purpurado le brindó su total apoyo y, al mismo tiempo, Robledo informó del avance de la diligencia canónica en el Tribunal Eclesiástico, lo que significa que si el padre Cardozo no obedece y entrega la Casa Parroquial perdería el ministerio.