Iván Cantú, hispano ejecutado en Texas, mantuvo su inocencia hasta el final. Condenado por el asesinato de su primo y su novia en 2000, su caso estuvo marcado por irregularidades: falta de defensa efectiva, testimonios cuestionables y negativa a nuevas pruebas. A pesar de los esfuerzos por detener la ejecución, incluyendo el respaldo de figuras públicas como Kim Kardashian, su petición de clemencia fue denegada. Cantú clamó su inocencia hasta sus últimas palabras. Su caso abre el debate nuevamente sobre la pena capital.