La mayoría de los indocumentados en EE.UU. son mexicanos (43.6%), seguidos por centroamericanos, mientras que los venezolanos han aumentado un 17% anual desde 2018. El 79% lleva más de 12 años en el país, y muchos enfrentan la deportación a lugares que apenas recuerdan. Las deportaciones también afectan a familias con estatus mixto, impactando a 5.1 millones de niños estadounidenses. Los indocumentados están concentrados en estados como California y Texas, y casi la mitad vive en “estados santuarios”. A pesar de su situación, representan una parte clave de la fuerza laboral, pero los expertos advierten que las deportaciones masivas serían costosas y logísticamente inviables.