A sus cortos 18 años se convirtió en un asesino por supuestamente hacer justicia con sus manos: mató a su amigo luego de descubrir que este le hizo tocamientos indebidos a su hermano de 15 años. “Lo amarré con cadena en una silla, le corté el cuello, quemé su cadáver y enterré sus restos en el cerro Centinela”, confesó Roberto Richard Ramírez Caycho (18) ante los detectives de la División de Investigación de Homicidios. Este fue detenido junto a otros dos cómplices que le ayudaron a deshacerse del cuerpo del delito.