Unos tres caseríos del municipio de Torola, en Morazán, se han organizado con miras de construir una escuela más cercana para sus hijos. El centro escolar que atendía, hasta la llegada de la pandemia de COVID-19, a los 23 pequeños estudiantes de estas comunidades está ubicado a 4 kilómetros, un recorrido a pie lleno de riesgos y cansancio.