Rossana Villar recordó el trago amargo por el que pasó con su mamá cuando ya sentía que su bebé venía. “Estaba la enfermera, Gabriela, sola estaba ella, con su teléfono en mano. Le pedí a mamá que le golpee (la puerta), porque yo sabía que había una cama. Mi mamá le insistió tres veces y le dijo que ya venía la doctora”.