En los primeros días de vida, la microbiota intestinal juega un rol clave en la salud del bebé. La forma de nacimiento influye directamente en su desarrollo: el parto vaginal facilita una colonización bacteriana beneficiosa, mientras que la cesárea puede retrasarla. Promover la lactancia y considerar probióticos ayuda a equilibrar esta diferencia y fortalecer el sistema inmune desde el inicio.