Deudas acumuladas, demandas, falta de trabajo y el rechazo del FOGAPY son solos algunos de los dramas que atraviesan los cuatro mil miembros de la Asociación de Transporte Escolar del Paraguay. Desde el 11 de marzo, cuando arrancó la suspensión de clases presenciales, los trabajadores del volante tratan de ingeniarse vendiendo productos alimenticios en empleos informales.