Seguro que lo has probado como un chupito después de cenar en un restaurante italiano. Y es verdad que, de tan frío, parece ese sorbete de limón que tomábamos para digerir. Pero con un pequeño gran detalle: ¡Que tiene mucho más alcohol! Unos 30 grados para ser más exactos. El limoncello es una insignia de la gastronomía italiana. Se obtiene con una infusión de ralladura de limón en alcohol neutro, al que se le añade una buena cantidad de azúcar; es decir, que engorda, amigues. Tradicionalmente, los enormes limones de Sorrento y Amalfi se utilizaban para preparar esta bebida, por sus cáscaras gruesas y ricas en aceites esenciales.